Todo cambio conlleva estrés, sea un cambio para bien o para mal. Y los viajes, conllevan muchos cambios en la vida de los perros.
Conocer cómo se expresa nuestro perro nos dará un amplio abanico de información sobre lo que opina del viaje, las experiencias que le estamos haciendo vivir y por tanto, como proceder con la continuidad del viaje para disfrute de todos, incluidos ellos.
El otro día pregunté por historias en Instagram qué cambios observáis en vuestros perros durante los viajes, y aquí dejo algunas respuestas:
Cambios en el descanso. Es probable que para algunos perros conseguir dormir profundamente sea una tarea difícil, sobre todo en entornos desconocidos y vistos como poco seguros. Aun así, velar por su descanso será una de las claves para garantizar que el perro disfruta y puede recuperarse de cada experiencia antes de afrontar la siguiente.
Cambios para comer. El cambio de horarios afectará al momento de la comida, pudiendo llevar a algunos perros a no querer comer, o comer demasiado y más rápido. No le fuerces, facilita el momento e intenta, dentro de las vacaciones, cerrar horarios fijos y tranquilos para este fin.
Incremento de inseguridades. A mayor estrés, la percepción del perro del entorno cambiará, modificando también los comportamientos que emita para adaptase, pudiendo agravarse comportamientos; reactivos, agresivos, estados de alerta e inseguridades. Conoce a tu perro para saber cuando es momento de retirarse y no forzarle a estar donde no puede gestionar.
Vocalizaciones. Ladridos, aullidos, gruñidos, te pueden dar mucha información de lo alterado que está emocionalmente.
Necesidad de contacto o cercanía. En un entorno nuevo y desconocido, será normal que se apoye más en sus referentes familiares. No busques alejarle, dale apoyo y seguridad, necesita ayuda.
Incremento de cantidad y/o intensidad de descargas emocionales. Como consecuencia de este estrés, el perro buscará paliarlo y afrontarlo gestionando como pueda y sepa. Es probable que le veas mas nervioso, desesperado buscando como mejorar y/o descargando de manera muy intensa.
Necesidad de control y estado de alerta. En situaciones de estrés, ante la falta de descanso o percepción del entorno como amenazante o estresante es probable que el perro no pueda evitar no perder de vista aquello que le preocupa, y por tanto, necesitar controlar (cerca, lejos, en dinamico o estatico), intervenir o no.
Continuidad de estos cambios emocionales a la vuelta a la rutina en casa, incluso tras días, semanas o incluso meses. Cada perro experimenta diferentes costes emocionales ante cada contexto y experiencias.
Si el viaje es de disfrute para TODOS implica que la organización previa y adaptación a los cambios durante el propio viaje es de todos y para todos.
Evita de antemano situaciones que conoces son estresantes o preocupantes para tu perro, apóyale, pónselo fácil, ve observando cómo se siente y qué opina y no tengas miedo en hacer cambios organizativos si ello implica el bienestar de todos.
Viajamos para disfrutar, ¡busquemos el disfrute de todos!
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